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domingo, 28 de abril de 2013

Los Colores Unidos del Islam (parte 3 de 3)


Esta hermandad universal predicada por el Islam fue liderada por los Compañeros del Profeta luego de él. Cuando el Compañero Ubada bin As-Samit lideró una delegación ante Muqawqis, el patriarca cristiano de Alejandría, este exclamó: “¡Llévense a este hombre negro lejos de mí, y en su lugar traigan a otro que me hable!... ¿Cómo pueden ustedes estar contentos de que un hombre negro sea el primero entre ustedes? ¿No sería mejor que él esté por debajo de ustedes?” “¡En verdad no!”, replicaron los camaradas de Ubada, “aunque él sea negro, como tú puedes ver, él es el primero en posición, inteligencia y sabiduría entre nosotros; pues la persona negra no es despreciada entre nosotros”.

“En verdad, los creyentes son todos hermanos entre sí…” (Corán 49:10)

Es el Hayy o peregrinaje  a La Meca lo que permanece como el símbolo máximo de unidad y hermandad del hombre. Aquí, los ricos y los pobres, provenientes de todas las naciones, se inclinan y se levantan al unísono ante Dios en lo que es la más grande reunión de la humanidad, testificando acerca de las palabras del Profeta cuando él dijo:

“Verdaderamente no hay superioridad de un árabe sobre un no árabe o de un no árabe sobre un árabe, o de un hombre blanco sobre un hombre negro o de un hombre negro sobre un hombre blanco, excepto por la piedad”. (Ahmad)

Y esto confirma al Corán cuando dice:

“¡Oh, humanos! Os hemos creado a partir de un hombre y una mujer, y os congregamos en pueblos y tribus para que os conozcáis los unos a los otros. En verdad, el más honrado de vosotros ante Dios es el más piadoso”. (Corán 49:13)

En lo que respecta al nacionalismo, el cual busca crear facciones entre musulmanes por líneas étnicas y tribales, ello es considerado una innovación malvada.

“Diles [¡Oh, Muhammad!]: Si vuestros padres, hijos, hermanos, esposas y familiares, los bienes que hayáis adquirido, los negocios que temáis perder y las propiedades que poseáis y os agraden son más amados para vosotros que Dios, Su Mensajero y la lucha por Su causa, pues entonces esperad que os sobrevenga el castigo de Dios; y sabed que Dios no guía a los corruptos”. (Corán 9:24)

El Profeta dijo:

“... quien luche bajo la bandera de los ciegos, volviéndose iracundo por el nacionalismo, llamando al nacionalismo o asistiendo al nacionalismo, y muere, entonces, habrá sido como si hubiese muerto en la yahiliia (es decir, ignorancia e incredulidad pre-islámica)”. (Sahih Muslim)

En lugar de esto, el Corán dice:

“Cuando los incrédulos cerraron sus corazones a la Verdad  como en la época de la ignorancia [previa al Islam], Dios hizo descender el sosiego sobre Su Mensajero y sobre los creyentes, y les infundió el completo sentido de la piedad, pues eran los más dignos de ella; y Dios todo lo sabe”. (Corán 48:26)

De hecho, los musulmanes constituyen un solo cuerpo y una supra-nación, como el Profeta explicó:

“La parábola de los creyentes en su amor y misericordia mutuos es como un cuerpo vivo: si una de las partes siente dolor, todo el cuerpo sufre de insomnio y fiebre”. (Sahih Muslim)

El Corán confirma esta unidad:

“Hicimos de vosotros una comunidad moderada y justa, a fin de que fuerais testigos ante la humanidad [de la llegada de los profetas anteriores], y fuera el Mensajero vuestro testigo”. (Corán 2:143)

Tal vez, una de las más grandes barreras para la aceptación de Islam por parte de muchos occidentales es la falacia de que es principalmente una religión para orientales o para personas de piel oscura. Sin duda, las injusticias raciales en contra de muchos negros, ya sean esclavos abisinios de la Arabia pre-islámica o afroamericanos del siglo XX, han llevado a muchos a acoger el Islam. Pero esto no viene al caso. El mismo Profeta Muhammad fue de tez blancuzca, descrito por sus Compañeros como “blanco y colorado” –una descripción que decenas de millones de creyentes árabes, berberíes y persas comparten–. Incluso los rubios de ojos azules no son tan raros entre los nuevos habitantes del Cercano Oriente. Más aún, Europa tiene más musulmanes blancos que inmigrantes “de color”. Los bosnios, por ejemplo, cuyo número fue diezmado a finales del siglo XX pero quienes, debido a su heroísmo y tradición de tolerancia, han contribuido mucho a la paz y la estabilidad de los Balcanes. Igualmente los albanos, descendientes de los antiguos ilirios de Europa, son también en su mayoría musulmanes. De hecho, uno de los principales eruditos musulmanes del siglo XX, el Imam Muhammad Nasir-Ud-Deen Al-Albani, era, como su título lo sugiere, albano.

“…ciertamente creamos al hombre con la más bella conformación”. (Corán 5:4)

Los blancos han sido llamados “caucásicos” siempre, desde que los antropólogos declararon a las Montañas del Cáucaso, hogar de los picos más altos de Europa, como la “cuna de la raza blanca”. Hoy en día, los nativos de esas montañas son musulmanes. Entre una de las poco conocidas tribus de fieros montañeses y agraciadas mujeres están los circasianos, afamados por su bravura y su belleza, y quienes, como gobernantes mamelucos de Siria y Egipto, ayudaron a defender al mundo civilizado y a salvaguardar sus tierras santas de los asaltos de las hordas mongolas. Luego, están los brutalmente perseguidos chechenos, discutiblemente las más indómitas de todas las criaturas de Dios, cuya tenacidad y resistencia les han ayudado a evitar el destino de los circasianos. Por otro lado, más de 1.000.000 de blancos caucásicos americanos y del norte de Europa –anglosajones, francos, alemanes, escandinavos y celtas incluidos– ahora profesan el Islam. De hecho, el Islam entró pacíficamente a ciertas partes de Europa antes que la cristiandad: “Hace mucho tiempo, cuando el eslavo ruso no había empezado a construir iglesias cristianas en el Oká ni había conquistado estos lugares en nombre de la civilización europea, el búlgaro ya estaba oyendo el Corán en las orillas del Volga y del Kama”. (Solov’ev, 1965) [El 16 de mayo de 922, el Islam se convirtió en la religión oficial del estado de los búlgaros del Volga, con quienes los búlgaros de hoy comparten un ancestro común.]

Toda fe aparte del Islam llama de alguna manera al culto de algún ser creado. Más aún, la raza y el color juegan un papel central y divisivo en casi todos los sistemas de creencia no islámicos. Una deificación cristiana de Jesús y de los santos o una deificación budista de Buda y de los Dalai Lamas, tiene a gente de una raza y un color en particular siendo adorados en derogación de Dios. En el judaísmo, la salvación es apartada de los gentiles no judíos. El sistema de castas hinduista aparta igualmente las aspiraciones espirituales, socio-políticas y económicas de las castas bajas “impuras”. El Islam, a pesar de esto, busca unificar a todas las criaturas del mundo alrededor de la Unidad y la Unicidad de su Creador. De esta forma, sólo el Islam libera a todas las personas, razas y colores mediante la adoración exclusiva a Dios.

“Y entre Sus signos está la creación de los cielos y de la Tierra, la diversidad de vuestras lenguas y razas. Por cierto que en esto hay signos para quienes los comprenden”. (Corán 30:22)





Texto tomado de: www.islamreligion.com

Los Colores Unidos del Islam (parte 2 de 3)


Salmán, el persa

Como la mayoría de sus compatriotas, Salman fue criado como un devoto zoroastriano. A pesar de esto, luego de un encuentro con algunos cristianos, él aceptó el cristianismo como “algo mejor”. Salmán luego viajó por todas partes en búsqueda de conocimiento, sirviendo a uno y otro monje instruido, el último de los cuales dijo: “¡Oh hijo! Yo no sé de nadie que esté en el mismo (credo) que nosotros. A pesar de esto, el tiempo de la aparición de un Profeta está cerca. Este Profeta es de la religión de Abraham”. El monje procedió luego a describir a dicho Profeta, su carácter y en dónde aparecería. Salman emigró a Arabia, la tierra de esa profecía; y cuando oyó y conoció a Muhammad, inmediatamente lo reconoció de las descripciones de su maestro, y abrazó el Islam. Salmán se hizo famoso por su conocimiento y fue la primera persona en traducir el Corán a otro idioma, el persa. Una vez, mientras el Profeta estaba entre sus Compañeros, lo siguiente le fue revelado:

“Él es Quien eligió de entre los que no sabían leer ni escribir  un Mensajero para que les recite Sus preceptos, les purifique, y les enseñe el Libro y la sabiduría. Por cierto que antes de ello se encontraban en un extravío evidente. Y también [para que purifique y enseñe] a otros que les sucederán. Ciertamente Dios es Poderoso, Sabio”. (Corán 62:2-3)

El Mensajero de Dios luego puso su mano sobre Salman y dijo:

“Incluso si la fe estuviera cerca de (las estrellas de) Pléyades, un hombre de entre estos (persas) de seguro la obtendría”. (Sahih Muslim)
Suhaib el romano

Suhaib nació con privilegios en la lujosa casa de su padre, quien era un gobernador en representación del emperador persa. Mientras aún era niño, Suhaib fue capturado por asaltantes bizantinos y vendido como esclavo en Constantinopla.

Suhaib eventualmente escapó de la cautividad y huyó a La Meca, un popular lugar de asilo, en donde pronto se volvió un próspero comerciante con el apodo de “Ar-Rumi”, el romano, debido a su idioma y crianza bizantina. Cuando Suhaib oyó a Muhammad predicar, se convenció inmediatamente de la verdad de su mensaje y abrazó el Islam. Como todos los primeros musulmanes, Suhaib fue perseguido por los paganos de La Meca. Así que intercambió toda su riqueza por un salvoconducto para unirse al Profeta en Medina, después de lo cual el Profeta, complacido de ver a Suhaib, lo saludó tres veces, diciendo: “¡Tu intercambio ha sido fructífero [Oh Suhaib]! ¡Tu intercambio ha sido fructífero, tu intercambio ha sido fructífero!” Dios había informado al Profeta de la acción de Suhaib antes de reunirse con él, mediante esta revelación:

“Y entre los hombres hay quienes dan su vida anhelando agradar a Dios; y Dios es Compasivo con Sus siervos”. (Corán 2:207)

El Profeta amaba en gran manera a Suhaib, y lo describió como habiendo precedido a los romanos en entrar al Islam. La piedad de Suhaib y su posición entre los primeros musulmanes eran tan altas, que cuando el Califa Umar estaba en su lecho de muerte escogió a Suhaib para liderarlos hasta cuando hubiera acuerdo entre ellos acerca de un sucesor.
 

Abdullah, el hebreo

Los judíos eran otra nación que vivía entre los árabes pre-islámicos, especialmente en Medinah. Muchos judíos y cristianos habían estado esperando que apareciera un nuevo profeta en Arabia durante el tiempo del Profeta Muhammad. Los judíos de la tribu levita, en particular, se habían asentado en gran número dentro y alrededor de la ciudad de Medina. A pesar de esto, cuando el tan anunciado Profeta llegó, no como un hebreo hijo de Israel sino como un árabe descendiente de Ismael, los judíos lo rechazaron. Excepto unos pocos, como Hussein bin Salam. Hussein era el más instruido rabino y líder de los judíos de Medina, pero fue denunciado y despreciado por ellos cuando acogió el Islam. El Profeta dio un nuevo nombre a Husain: “Abdullah”, que significa “Servidor de Dios”, y le dio las buenas nuevas de que estaba destinado al Paraíso. Abdullah se dirigió a sus compañeros de la tribu diciendo:

 “¡Oh judíos! Sean conscientes de Dios y acepten lo que Muhammad ha traído. ¡Por Dios! Ustedes saben que él es el Mensajero de Dios y pueden encontrar profecías acerca de él y la mención de su nombre y sus características en la Tora. Yo, por mi parte, declaro que él es el Mensajero de Dios. Yo tengo fe en él y creo que él es veraz. Yo lo reconozco a él”. Dios reveló lo siguiente acerca de ‘Abdullah:

“Diles: ¿Por qué no creéis en el Corán que Dios reveló y os ensoberbecéis, siendo que un sabio de los Hijos de Israel [‘Abdullah Ibn Salam] atestiguó su veracidad y creyó en él? En verdad Dios no guía a los injustos”. (Corán 46:10)

De esta forma, en las filas de los Compañeros del  Profeta Muhammad se podían encontrar africanos, persas, romanos e israelitas; representantes de cada continente conocido. Como el Profeta dijo:

“En verdad, mis amigos y aliados no son de la tribu de tal y tal. En lugar de esto, mis amigos y aliados son los piadosos, donde sea que estén”. (Sahih Al- Bujari, Sahih Muslim)





Texto tomado de: www.islamreligion.com

Los Colores Unidos del Islam (parte 1 de 3)

   

“Dios le preguntó: ¿Qué te impidió hacer la reverencia cuando te lo ordené? Respondió: Yo soy mejor que él, pues a mí me creaste de fuego y a él de barro”. (Corán 7:12)

Así empieza la historia del racismo.  Satanás se consideró a sí mismo superior a Adán con base en sus orígenes. Desde ese día, Satanás ha engañado a muchos de los descendientes de Adán llevándolos también a creerse  superiores a otros, causando que persigan y exploten a sus congéneres. Con mucha frecuencia, la religión ha sido usada para justificar el racismo. El judaísmo, por ejemplo, a pesar de sus orígenes en el Oriente Medio, es fácilmente confundido como una religión occidental; pero la entrada de los judíos a todos los niveles de la sociedad occidental, de hecho, traiciona la realidad elitista del judaísmo. Una lectura piadosa del siguiente verso de la Biblia: 

“… no hay Dios en todo el mundo, sino sólo en Israel”. (2 Reyes 5:15)

…sugeriría que en aquellos días Dios no era adorado sino por los israelitas. Sin embargo, el judaísmo hoy permanece centrado alrededor de su jactancia de superioridad racial, de ser los “escogidos”.

 “Diles: ¡Oh, judíos! Si realmente son los elegidos de Allah, y las otras personas no lo son, como pretenden…’” (Corán 62:6)

Paradójicamente, la gran mayoría de los cristianos no son judíos; mientras que Jesús, como el último de los profetas israelitas, no fue enviado a nadie más que a los judíos.

“Y cuando Jesús, hijo de María, dijo: ¡Oh, hijos de Israel! Yo soy el Mensajero de Allah, enviado a vosotros para corroborar la Tora y anunciar a un Mensajero que vendrá después de mí, llamado Ahmad...” (Corán 61:6)

Y de la misma forma, cada Profeta fue enviado exclusivamente a su propio pueblo, excepto Muhammad.

“Aquellos que siguen al Mensajero y Profeta iletrado [Muhammad], quien se encontraba mencionado en la Tora y el Evangelio, que les ordena el bien y les prohíbe el mal, les permite todo lo beneficioso y sólo les prohíbe lo perjudicial, y les abroga los preceptos difíciles que pesaban sobre ellos [la Gente del Libro]; y quienes crean en él, lo secunden, defiendan y sigan la luz que le ha sido revelada [el Corán] serán quienes tengan éxito…’” (Corán 7:158)

Dado que Muhammad fue el Profeta y Mensajero final de Dios, su misión fue universal, dirigida no sólo a su propia nación, los árabes, sino para todos los pueblos del mundo. El Profeta dijo:

“Todo Profeta anterior fue enviado a su nación exclusivamente, mientras que yo he sido enviado a toda la humanidad”. (Sahih Al- Bujari)

“Y no te enviamos [¡Oh, Muhammad!] sino como albriciador y amonestador para todos los hombres”. (Corán 34:28)


Bilal, el abisinio

Uno de los primeros en aceptar el Islam fue un esclavo abisinio llamado Bilal. Tradicionalmente, los africanos negros eran personas bajas a la vista de los árabes, quienes los consideraban de poca utilidad más allá del entretenimiento y la esclavitud. Cuando Bilal abrazó el Islam, su amo pagano lo hizo torturar salvajemente en el abrasador calor del desierto, hasta que Abu Baker, el amigo más cercano del Profeta, lo rescató al comprar su libertad.

El Profeta le asignó a Bilal la tarea de llamar a los creyentes para la oración. El adhán, oído desde los minaretes en cada esquina del mundo, desde entonces hace eco de las mismas palabras exactas recitadas por Bilal. Fue así como un esclavo, otrora de baja condición social, ganó un honor único como el primer muecín del Islam.

“Por cierto que hemos honrado a los hijos de Adán, y les hemos facilitado los medios para transitar por la tierra y por el mar; les hemos proveído de cosas buenas y los hemos preferido por encima de muchas otras criaturas”. (Corán 17:70)

Los románticos occidentales exaltan a la antigua Grecia como el lugar de nacimiento de la democracia. La realidad es que, por ser esclavos y mujeres, a la vasta mayoría de los atenienses le era negado el derecho a elegir a sus gobernantes. A pesar de esto, ¡el Islam estableció que un esclavo podía ser un gobernante! El Profeta ordenó:

“Obedezcan a su gobernante, incluso si es un esclavo abisinio”. (Ahmad)


Texto tomado de: www.islamreligion.com

Los Derechos Humanos y la Justicia en el Islam


El Islam provee al individuo muchos derechos humanos.  Los siguientes son algunos de estos derechos que el Islam protege.

La vida y propiedad de todos los ciudadanos en un estado islámico son consideradas sagradas, sin importar si la persona es musulmana o no.  El Islam también protege el honor; por eso, el insultar o burlarse de los demás no está permitido en el Islam.  El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: “Ciertamente, vuestra vida, vuestros bienes y vuestro honor son inviolables.”

El racismo no está permitido en el Islam, pues el Corán habla de la igualdad entre los hombres en los siguientes términos:

“¡Oh, humanos!  Os hemos creado a partir de un hombre [Adán] y una mujer [Eva], y [de su descendencia] os congregamos en pueblos y tribus para que os conozcáis unos a otros.  En verdad, el más honrado de vosotros ante Dios es el más piadoso.  Ciertamente Dios es Omnisciente y está bien informado de lo que hacéis.” (Corán 49:13)

El Islam rechaza la idea de la supremacía de ciertos individuos o naciones sobre otros debido a sus riquezas, poder, color o etnia.  Dios creó a los seres humanos iguales entre sí, sólo los distingue ante Dios su grado de piedad y fe.  El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: “¡Oh gente!  Vuestro Dios es uno y vuestro ancestro es uno.  Un árabe no es mejor que un no árabe, y un no árabe no es mejor que un árabe, una persona blanca no es mejor que una persona negra y una persona negra no es mejor que una blanca, excepto por la piedad.

Uno de los principales problemas que confronta la humanidad hoy en día es el racismo.  El mundo desarrollado puede mandar a un hombre a la luna, pero no puede hacer que el hombre deje de odiar y luchar contra su semejante.  Desde la época del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), el Islam ha sido un vívido ejemplo de cómo se puede acabar con el racismo.  El peregrinaje anual a la Meca (Hayy) nos muestra la verdadera hermandad islámica de todas las razas y naciones, cuando cerca de dos millones de musulmanes de todas partes de mundo se reúnen en la Meca para realizar el peregrinaje.

El Islam es una religión de justicia.  Dios dice:

“Dios os ordena que restituyáis a sus dueños lo que se os haya confiado, y que cuando juzguéis entre los hombres lo hagáis con equidad.  ¡Qué bueno es aquello a lo que Dios os exhorta!...” (Corán 4:58)

Y también dijo:

“...Sed justos, pues Dios ama a quienes establecen la justicia.” (Corán 49:9)

Debemos ser justos incluso con quienes no tenemos buenas relaciones, tal y como lo dijo Dios:

“¡Oh, creyentes!  Sed firmes con [los preceptos de] Dios, dad testimonio con equidad, y que el rencor no os conduzca a obrar injustamente.  Sed justos, porque de esta forma estaréis más cerca de ser piadosos...” (Corán 5:8)

El Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo: “¡Gente!  Cuídense de la injusticia, pues la injusticia será oscuridad el Día del Juicio Final.”

Y aquellos que no han recibido lo que por derecho les corresponde (es decir, sobre lo que tienen un justo reclamo) en esta vida, lo recibirá en el Día del Juicio, como aseguró el Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él) cuando dijo: “En el Día del Juicio Final, los derechos serán restituidos a aquellos que fueran desposeídos (de los mismos)...”




Texto tomado de: www.islamreligion.com

sábado, 27 de abril de 2013

El Corán y el Cerebro


Dios dijo en el Corán sobre uno de los malvados incrédulos que le prohibiera al profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, rezar en la Kaa’bah:

“Si no deja de hacerlo, lo agarraremos por su nasiah (parte frontal de la cabeza), de su nasiah mentirosa y transgresora!” (Corán 96:15-16)


¿Por qué describió el Corán a la frente de la cabeza como mentirosa y transgresora (pecadora)?  ¿Por qué no dijo el Corán que era la persona la mentirosa y transgresora?  ¿Cual es la relación entre la frente de la cabeza y el mentir y el transgredir?

Si miramos por dentro del cráneo en la parte frontal de la cabeza, encontraremos la zona pre-frontal del cerebro (ver fig. 1), ¿Que es lo que la fisiología nos dice sobre la función de esta área?  Un libro titulado: Essentials of Anatomy and Physiology [Anatomía y Fisiología Esencial] dice sobre esta zona: “La motivación y la capacidad de planear e iniciar movimientos ocurre en la porción anterior de los lóbulos frontales; la zona pre-frontal...”

El libro dice también: “por su asociación en la motivación, se cree que la zona pre-frontal es también el centro funcional de la agresión....”

Entonces, esta área del cerebro es responsable de planear, motivar e iniciar el comportamiento correcto o pecaminoso y es responsable de que la persona diga una mentira o una verdad.  Así, es más propio describir la frente de la cabeza como mentirosa y pecadora o transgresora cuando alguien miente o comete un pecado, tal y como lo dijo el Corán: “...de su nasiah (parte frontal de la cabeza), mentirosa y transgresora”.

Los científicos han descubierto estas funciones de la zona pre-frontal apenas en los últimos 60 años, según el Profesor Keith L. Moore.


Figura 1: Las regiones funcionales del hemisferio izquierdo del cerebro.  El área pre-frontal esta localizada en el frente de la corteza cerebral (Essentials of Anatomy & Physiology [Anatomía y Fisiología Esencial], Seeley y otros, p 210.)

Tomado de: www.islamreligion.com

El Corán y el origen del universo


La astronomía moderna, observacional y teórica, claramente indica que en algún punto del tiempo, todo el universo no era más que una nube de humo. (i.e. una composición opaca, altamente densa, gaseosa y caliente).

Este es uno de los indiscutidos principios de la astronomía moderna estándar. Los científicos pueden observar ahora nuevas estrellas que se están formando de los restos de aquel “humo” (Ver Fig. 1 y 2).




Figura 1: Una nueva estrella formándose de una nube de gas y polvo (nebulosa), que es uno de los restos de “humo” que fue el origen del universo. The Space Atlas [El Atlas del Espacio], Heather y Henbest, p. 50.)


Figura 2: La nebulosa Lagoon, es una nube de gas y polvo, de aproximadamente 60 millones de años luz de diámetro. Esta excitada por la radiación ultravioleta emitida por las estrellas candentes que se han formado recientemente en su seno. (Horizons, Exploring the Universe [Horizontes, Explorando el Universo], Seeds, lámina 9, de la Association of Universities for Research in Astronomy, Inc.)

Las luminosas estrellas que vemos en la noche se encontraban, así como todo el universo, en aquel “humo”. Dios dijo en el Corán:

“Luego dirigió (su voluntad) al cielo, que era humo...” (Corán 41:11)

Debido a que la Tierra y los cielos (el sol, la luna, las estrellas, planetas, galaxias, etc.), fueron formados de este mismo “humo”, concluimos que la Tierra y los cielos eran una sola entidad conectada. Después de este “humo” homogéneo estos se formaron o separaron uno del otro. Dios dijo en el Corán:

“¿Es que no ven los que se niegan a creer que los cielos y la tierra estaban juntos y los separamos?...” (Corán 21:30)

El profesor Alfred Kroner es uno de los geólogos más conocidos del mundo. Es catedrático del Departamento de Geociencias de la Universidad de Mainz, Mainz, Alemania. Él dijo: “Al pensar en la procedencia de Muhammad pienso que es casi imposible que él haya sabido cosas como el origen común del universo, puesto que los científicos han descubierto apenas hace pocos años, con la ayuda de muy complejos y avanzados métodos tecnológicos, que eso es así.”   


También dijo: “Alguien que no haya sabido nada de física nuclear, hace 1400 años, no puede, creo yo, estar en posición de deducir por sí mismo, por ejemplo: que la tierra y los cielos tuvieron el mismo origen”.




Tomado de: www.islamreligion.com

martes, 23 de abril de 2013

La preservación del Corán (parte 2 de 2): El Corán Escrito

El Corán entero fue puesto por escrito en el momento de la revelación, siguiendo el dictado del Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él).  Fue escrito por algunos de sus compañeros más instruidos, el más prominente de ellos fue Zaid Ibn Zabit.  Otros de sus escribas fueron Ubai Ibn Ka’b, Ibn Mas’ud, Mu’awiah Ibn Abu-Sufian, Jaled Ibn al-Walid y Zubair Ibn Awwam.  Los versículos del Sagrado Corán fueron grabados sobre cuero, en pergaminos, en huesos de animales y en hojas de palmeras.

La compilación del Corán (en formato de libro) se llevó a cabo luego de la Batalla de al-Yamamah (11H/633 DC), después de la muerte del Profeta, durante el Califato de Abu Bakr.  Muchos compañeros que combatieron en la batalla cayeron mártires.  Por este motivo se temió perder partes del Corán con la muerte de aquéllos que lo habían memorizado, y se corría entonces el riesgo de que partes del libro desaparecieran.  Por consiguiente, Umar sugirió recopilar el Corán pidiéndole a Zaid ibn Zabit que encabezara un comité que reuniera las escrituras esparcidas del Corán y preparara un mus-haf – compendio de los escritos que contenían la revelación.  Para salvaguardar esta recopilación de los errores, el comité aceptó sólo material que había sido escrito en la presencia del Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), y que podía verificarse por lo menos con el testimonio fiable de dos personas que realmente habían oído al Profeta recitar el pasaje en cuestión.  Una vez completado y unánimemente aprobado el trabajo por los Compañeros del Profeta, estas hojas se guardaron en la época del Califa Abu Bakr (13H/634 DC), luego quedó en poder del Califa Umar (13-23 H/634-644 DC), que era uno de los principales compañeros y padre de la viuda del Profeta, Hafsah.

El tercer Califa fue Uzmán Ibn Affán (23-35 H/644-656 DC); éste le pidió a Hafsah que le enviara el manuscrito del Corán que ella había guardado, y ordenó la reproducción de algunas copias exactas de él (se las llamó masaahif, plural de mus-haf).  Esta tarea se confió nuevamente a compañeros como Zaid Ibn Zabit, Abdullah Ibn Az-Zubair, Ibn Sa’id, y  Abdur-Rahman Ibn Hariz.  Luego de este trabajo (en el año 25 H / 646 DC), Uzmán devolvió el manuscrito original a Hafsah y envió las copias a las provincias islámicas más importantes.

Varios eruditos no musulmanes que han estudiado el tema de la recopilación y preservación del Corán, han declarado su autenticidad.  John Burton, al final de su trabajo sobre la recopilación del Corán, dice lo siguiente:

“…el texto ha llegado a nosotros en la forma en que era organizado y aceptado por el Profeta….  lo que nosotros tenemos hoy en nuestras manos es el mus-haf de Muhammad”.

Kenneth Cragg, describe la transmisión del Corán en tiempos de la revelación y hasta la actualidad como: “una sucesión viviente e irrompible de devoción”.

Schwally concuerda con esto:

“Aunque en algún momento la revelación estaba fraccionada, nosotros podemos estar seguros que su texto se ha transmitido exactamente como le fue revelado (al Profeta)”.

La credibilidad histórica del Corán está establecida además por el hecho de que una de las copias que mandó el Califa Uzmán todavía se conserva hoy.  Se encuentra en el Museo de la Ciudad de Tashkent en Uzbekistán, Asia Central.  De acuerdo con Memory of  the World Program de la UNESCO, una entidad de las Naciones Unidas: “esta es la versión definitiva, conocida como el Mus-haf de Uzmán”.

 
Este manuscrito, conservado por la comunidad musulmana de Uzbekistán, es la versión escrita existente más antigua del Corán.  Es la versión definitiva, conocido como el Mus-haf de Uzmán.  La  imagen que aparece más arriba, es cortesía del registro del programa Memory of the World, UNESCO.



Existe una reproducción de la copia de Tashkent que está disponible en la Biblioteca de la Universidad de Columbia en Estados Unidos.  Esta copia es prueba de que el texto del Corán que nosotros tenemos en circulación hoy, es idéntico al del tiempo del Profeta y sus compañeros.  Una copia del mus-haf fue enviada a Siria (se la reprodujo antes de que un incendio en 1310 H/1892 DC destruyera la mezquita central donde fue guardado) También existe una copia en el Museo de Topkapi en Estambul, y un manuscrito antiguo en cuero de gacela se conserva en Dar al-Kutub en Sultaniyyah, Egipto.  Los manuscritos más antiguos de todos los períodos de la historia islámica que se encuentran en la Biblioteca del Congreso en Washington, en el Chester Beatty Museum en Dublín (Irlanda) y en el Museo de Londres, han sido comparados con los de Tashkent, Turquía y Egipto, y los resultados confirman que no se ha realizado ningún cambio en el texto desde el tiempo de su escritura original.

Por ejemplo, el Instituto Koranforschung de la Universidad de Münich (Alemania), había reunido más de 42.000 copias antiguas completas o parciales del Corán.  Después de aproximadamente cincuenta años de investigación, informaron que no había ninguna variante entre las diferentes copias, exceptuando los errores ocasionales del copista que pueden identificarse fácilmente.  Este Instituto fue destruido, desgraciadamente, por los bombardeos durante la segunda Guerra Mundial.

Así, debido a los esfuerzos de los Compañeros, con la ayuda de Dios, el Corán, tal como lo conocemos hoy en día, se recita de la misma manera como se reveló.  Esto lo convierte en la única escritura religiosa que todavía se mantiene inmaculada y se preserva en su idioma original.  De hecho, como Sir William Muir declara: “no hay ningún otro libro en el mundo que se haya mantenido inalterado durante doce siglos (ahora catorce)”.

La evidencia confirma la promesa de Dios en el Corán:

“Ciertamente Nosotros hemos revelado el Corán y somos Nosotros sus custodios”. (Corán 15:9)

El Corán es el único libro que ha sido preservado en ambas formas, oral y escrita; y cada forma confirma la autenticidad de la otra.



Texto tomado de: www.islamreligion.com

La preservación del Corán (parte 1 de 2): la Memorización


El Sagrado Corán, la escritura sagrada de los musulmanes, fue revelada en lengua árabe al Profeta Muhámmad, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, a través del ángel Gabriel.  La revelación ocurrió gradualmente, durante un período de veintitrés años, a veces en versículos breves y en ocasiones en capítulos extensos.

El Corán (vocablo que puede entenderse como “lectura” o “recitación”) es distinto de los dichos y hechos  registrados del Profeta Muhámmad (Sunnah), que se conservan mediante la obra de sabios que los coleccionaron y clasificaron, a estos se denomina “hadices”  (las “noticias”; los “informes”; o las “narraciones”).

Al recibir la revelación, el Profeta se comprometió con la misión de llevar el mensaje a sus compañeros recitándoles las palabras exactas que él oía del ángel en su orden exacto.  Esto es evidente cuando se observa que se intercalan versículos en los cuales Dios se dirigió específicamente a él; por ejemplo, los que comienzan con: “Qul” (“Di” [a las personas, ¡Oh, Muhámmad!]).  El estilo rítmico del Corán y su belleza lo hacen fácil de memorizar.  De hecho, Dios describe esto como una de sus cualidades esenciales para la preservación y el recuerdo (Ver Corán. 44:58; 54:17, 22, 32, 40).  Esto era particularmente importante en una sociedad como la árabe, que estaba orgullosa de sus poetas, capaces de componer largas poesías y recitarlas de memoria, pero nada como el Sagrado Corán.  Michael Zwettler hace notar que:

“En tiempos antiguos, cuando la escritura era usada escasamente, se ejercitaba la memoria y la transmisión oral, hasta un grado ahora casi desconocido”.

Porciones extensas de la revelación fueron memorizadas fácilmente por un número grande de creyentes de entre las personas de la comunidad del Profeta.

El Profeta animó a que sus compañeros aprendieran cada versículo que se revelaba y lo transmitieran a otros.  El Corán también es recitado regularmente como un acto de culto, sobre todo durante las oraciones diarias, prescritas como obligatorias (el salat).  A través de estos medios, muchos escucharon los pasajes de la revelación, los memorizaron y los recitaron en la oración.  El Corán entero fue memorizado literalmente (palabra por palabra) por algunos de los Compañeros del Profeta.  Entre ellos se destacan Zaid Ibn Zabit, Ubayy Ibn Ka’b, Muadh Ibn Yabal y Abu Zaid.

No sólo eran memorizadas las palabras del Corán, sino también su correcta pronunciación, después esto se transformó en una ciencia en sí misma y se la llamó Taywid.  Esta ciencia describe meticulosamente cómo cada letra debe ser pronunciada, así como la palabra en conjunto, ambas en el contexto de otras letras y palabras.  En la actualidad, podemos encontrar a personas de muy diversas lenguas capaces de recitar el Corán como si fueran árabes que vivieron durante el tiempo del Profeta.

Además, la sucesión u orden de los versículos del Corán fue estipulada por el Profeta y era muy conocida por los Compañeros.  Cada Ramadán, el Profeta repetiría, después del ángel Gabriel (recitando), el Corán entero en su orden exacto hasta donde había sido revelado, esto en la presencia de varios de sus Compañeros.  En el año de su muerte, él lo recitó completo dos veces.  Por eso, el orden de los versículos en cada capítulo y el orden de los capítulos se reforzaron en la mente de cada uno de los Compañeros presentes en esos momentos benditos.

Cuando los Compañeros se extendieron por distintas geografías y se encontraron con poblaciones diversas, usaron sus recitaciones para instruirlos.  De esta manera, el mismo Corán se retuvo ampliamente en la memoria de muchas personas, por inmensas y diversas áreas del Planeta.

La memorización del Corán surgió como una tradición continuada durante  siglos.  Aparecieron escuelas para la memorización que se establecieron por todo el mundo musulmán.  En estas escuelas, los estudiantes aprenden y memorizan el Corán junto con su Taywid, siguiendo a un maestro que a su vez adquirió el conocimiento de su maestro, formándose así una cadena de trasmisión oral que se remonta al Mensajero de Dios.  El proceso de memorizar todo el Corán normalmente toma entre 3 y 6 años.  Después de que el dominio se logra y la recitación se realiza libre de errores, se le otorga a la persona una licencia formal (iyyaza), certificando que ha dominado las reglas de recitación y puede recitar el Corán de la manera que lo recitó Muhámmad, el Profeta de Dios.

La utilidad de esta licencia formal (iyyaza) emitida al final del estudio, cuando se logra  perfeccionar la recitación del Corán, es que certifica la cadena irrompible de instructores que llegan hasta el mismísimo Profeta del Islam.  La imagen anterior es la iyyaza que certifica la recitación de Qari Mishari Rashid al-Afasy, recitador muy conocido de Kuwait, emitida por el Sheij Ahmad al-Ziyyat.  La imagen es cortesía de (http://www.alafasy.com.)

A.T. Welch, un orientalista no musulmán, escribe:

“Para los musulmanes, el Corán es mucho más que una escritura o la sagrada literatura en el sentido occidental usual.  Su importancia primaria para la inmensa mayoría a través de los siglos, ha estado en su forma oral, la forma en que apareció primero, cuando la “recitación” era pronunciada por Muhámmad a sus seguidores durante un período de aproximadamente veinte años… Las revelaciones fueron memorizadas por algunos de los seguidores de Muhámmad durante su vida, y la tradición oral que se estableció así ha tenido una historia continua desde entonces, de algunas maneras independiente, y superior al Corán escrito… A través de los siglos, la tradición oral del Corán completo se ha mantenido por recitadores profesionales (qurrá).  Hasta recientemente, la importancia del Corán recitado raramente se ha apreciado totalmente en Occidente”.

El Corán es quizás el único libro, religioso o secular, que ha sido memorizado completamente por millones de personas.  El destacado orientalista Kenneth Cragg refleja este concepto:

“… el fenómeno de la memorización y recitación es uno de los medios por los que el texto ha atravesado los siglos en una sucesión viviente e irrompible de devoción.  Por consiguiente, no puede considerarse como un objeto de anticuario, ni como un documento histórico de un pasado distante.  De hecho, la memorización lo ha puesto en posesión del pueblo presente a través de toda la era musulmana y le ha dado un brillo humano en cada generación, permitiendo que el texto pueda ser siempre asequible para todos, sin que jamás fuera patrimonio de ninguna autoridad especial para su preservación”.

Texto tomado de: www.islamreligion.com

lunes, 22 de abril de 2013

La situación de quien trabaja en la difusión del Islam



Allah va formando al musulmán que trabaja en la difusión de Su religión y por ello lo somete a duras pruebas, tanto en momentos de prosperidad como de adversidad. En esta dura tarea, él encontrará quien lo secunde y apoye, pero también quien lo rechace y se burle de él. Siempre va a tener dos posibilidades: que las personas le escuchen y sigan, como la experiencia del Profeta en Medina, o que le den la espalda, como le ocurrió en At Taif.

La primera posibilidad es la ams peligrosa y difícil, pues puede ensoberbecerse o ceder a las distintas propuestas que seguro recibíra, Ésos son los esfuerzos de Satanas para apartarlo de la religión y seducirlo con los encantos de la vida mundanal, los bienes y el poder. Si accede a ello, se extraviará.

La segunda, en cambio, es mejor, pues lo fortalece. Ello hace que el musulmán se encomiende a Allah, se dirija a Él y Le invoque con sumisión, por lo que Allah lo socorre para que triunfe. Cuando el Profeta fue agredido y expulsado de At Taif, rogó a Allah, Quien lo secundó con el angel Gabriel y el angel encargado de las montañas, con el viaje nocturno y la ascención a los cielos, la emigración a Medina y por ultimo el triunfo del Islam.

Entre quienes trabajan en la difusión del Islam están:

1.- Aquellos que se ven influenciados por la conducta de los que difunden el Islam y por ellos se dedican a la difusión. Éstos, cuando tienen un problema con uno de sus compañeros, abandonan la tarea y se vuelven en contra de todos los que difunden el Islam. Allah los aleja de esta noble tarea por no tener un objetivo claro.

2.- Aquellos que se dedican a la difusión porque encuentran en ella la solución a muchos de sus problemas y el logro de numerosos anhelos. Éstos, cuando su situación prospera, dejan a un costado la difusión y se dedican de lleno a los asuntos de la vida mundanal. Allah los aleja de esta noble tarea por haberse dedicado a ella con un fin incorrecto.

3.- Aquellos que se dedican a la difusión por la enorme recompensa que esa tarea tiene. Éstos sólo pretenden aprovisionarse de recompensas y sólo piensan en ellos mismos. Entonces, cuando encuentran la manera de obtener mas cantidad de recompensas y de manera más facil, abandonan la difusión.

4.- Aquellos que se dedican a la difusión porque quieren obedecer el mandato de Allah. Éstos cumplen equilibradamente con los ritos de adoración  y con la obligación de difundir el Islam. Se dedican a esta noble tarea con un fin verdadero y puro. Allah los afianza, los socorre y les allana el camino para qu puedan cumplir con todos Sus mandatos. Éstos se encuentran en el grado m+as noble.


Tomado del libro Jurisprudencia Islámica
del Shaij Muhammad Ibn Ibrahim Al Tuwaijri




Motivos que llevaron a la gente a abrazar el Islam


Los principales motivos que llevaron a la gente a aceptar el Islam en la época del Profeta fueron:

1.- La difusión mediante la palabra, como lo hizo el Profeta con Abu Bakr, Jadiyah y Ali que aceptaron el Islam.

2.- La difusión mediante la enseñanza, como ocurrió con Umar Ibn Al Jattab que aceptó el Islam cuando se conmovió al oír la recitación del Sagrado Corán y llerlo en la casa de su hermana Fatimah, quien junto a su esposo Said Ibn Zaid y Jabbab Ibn Al Aratt se reunían para estudiar la religión.

3.- La difusión mediante la adoración, como cuando Hint Bint Utbah observó a los musulmanes orar el año de la Victoria en la Mezquita Sagrada y luego aceptó el Islam. Lo mismo ocurrió con Zumamah Ibn Azal Al Hanafi quien emocionada al ver cómo los musulmanes oraban a su Señor en la Mezquita del Profeta, ingresó al Islam.

4.- La difusión mediante la caridad, como lo hizo el Profeta en el año de la Victoria con Safwan Ibn Umaiiah, Muauiah y otros, quienes al recibir un incentivo económico aceptaron el Islam. Lo mismo ocurrió con un hombre a quien el Profeta le regaló una oveja y éste aceptó el Islam y lo difundió en su pueblo.

Debido a que Allah honró a esta nación con la tarea de difundir Su mensaje como lo hicieron los Profetas y Mensajeros, dispuso que siempre existan las condiciones para que ellos puedan cumplir con tan noble misión hasta el Día del Juicio.

El Profeta dedicó mucho esfuerzo a sus compañeros hasta lograr instalar completamente el Islam en sus vidas y en las del resto de los habitantes de la Meca. Luego ellos comprendieron que su responsabilidad hasta el Día del Juicio era hacer llegar el mensaje del Islam a todos los rincones de la Tierra y entendieron que no solo debían responder por su obligación individual: la adoración a Allah, sino también por la social: la difusión del Islam.

1.- Allah dice: " Soís la mejor nación que haya surgido de la humanidad: Ordenáis el bien, prohibís el mal y creéis en Allah..." (3:110)

2.- Y dice: " Que haya entre vosotros quienes convoquen al bien, ordenando lo bueno y prohibiendo el mal. Ésos son quienes tendrán exito." (3:104)

3.- Y dice: "Diles [ a los hombres ¡Oh Muhammad!]: Éste es mi sendero, tanto yo como quienes me siguen exhortamos [a creer y a adorar] a Allah con conocimiento [ y certeza]. ¡Glorificado sea Allah! Por cierto que no me cuento entre los idolatras." (12:108)


Tomado del libro Jurisprudencia Islámica
del Shaij Muhammad Ibn Ibrahim Al Tuwaijri.



domingo, 21 de abril de 2013

De qué manera se debe difundir el Islam



La forma de difusión va a depender siempre de la situación en la que se encuentre el receptor:

1.- Si tiene una fé débil e ignora los preceptos de la religión, entonces se deberá ser tolerante a sus agresiones, tratando de enseñarle lo que ignora con buenos modales y paciencia.

Anas narró: Estábamos en la Mezquita junto al Mensajero de Allah cuando de repente un beduino se puso de pie y comenzó a orinar en el interior de la misma. Al ver lo que estaba haciendo, los compañeros del Mensajero de Allah dijeron: Detenedlo! Detenedlo! Entonces el Profeta dijo: "Dejádlo, no lo interrumpáis!" Y cuando hubo terminado de orinar, el Mensajero de Allah lo llamó y le dijo: "Las Mezquitas no son para orinar y defecar, sino que fueron erigidas para recordar a Allah, Todopoderoso, rezar, y recitar el Corán". Luego ordenó a un hombre traer un recipiente de agua y arrojárlo sobre la orina. (Bujari y Muslim)


2.- Si tiene una fé débil pero conoce bien los preceptos de la religión, entonces se le debe exortar con sabiduría para que fortalezca su fé, obedezca a su Señor y se arrepienta de sus pecados.

Abu Umamah narró: Un joven se presentó ante el Mensajero de Allah y le dijo: Oh Mensajero de Allah! Autorízame a fornicar . Al oír sus palabras, quienes estaban presentes lo recriminaron y dijeron: "Calladlo!" "Calladlo!" Entonces el Profeta le dijo: "Aproxímate!" el joven se aproximó y sentó cerca del Profeta, quien le preguntó: "¿Te gustaría que forniquen con tu madre?" Respondió: No, por Allah. Que Allah me convierta en tu salvación. El Profeta exclamó: "El resto de los hombres tampoco desean eso para sus madres". Le preguntó: "¿Te gustaría que fornicaran con tu hija?. Respondió: No, por Allah Oh Mensajero de Allah, Que Allah me convierta en tu salvación. El Profeta exclamó: "El resto de los hombres tampoco desean eso para sus hijas". Le preguntó: "¿Te gustaría que fornicaran con tu hermana?". Respondió: No, por Allah. Que Allah me convierta en tu salvación. El Profeta exclamó: “El resto de los hombres tampoco desean eso para sus hermanas”. Le preguntó: “¿Te gustaría que fornicaran con tus tías?” Respondió: No, por Allah. Que Allah me convierta en tu salvación. El Profeta exclamó: “El resto de los hombres tampoco desean eso para sus tías”. Luego puso su mano sobre él y exclamó: “Que Allah perdone tu pecado, purifique tu corazón y preserve tu castidad”. Después de estas palabras, el joven no volvió a insistir con ese tema. (Sahih. Ahmad)


3.- Si tiene una fé fuerte pero ignora los preceptos de la religión, entonces se le debe informar inmediatamente lo que ignora y explicar el peligro de los pecados, ademas de exhortarle a que enmiende los errores cometidos.

Ibn Abbas narró que el mensajero de Allah vió que un hombre vestía un anillo de oro, entonces se lo quitó y lo arrojó, lego exclamó: "¿Cómo es que vosotros tomáis una brasa y os la ponéis en vuestras manos?" Luego de que el Profeta se fue, le fue dicho: Ahora tomalo y sacale algún provecho. Entonces el hombre respondió: No, juro por Allah que jamás lo tomaría habiéndolo arrojado el Profeta. (Muslim)


4.- Si tiene una fé fuerte y conoce bien los preceptos de la religión, entonces la persona no tiene excusa y se lo debe censurar de forma clara y manifiesta. Además, se lo debe condenar según las leyes para que sea un escarmiento para los demás y no sigan su ejemplo.
El Profeta se distanció por el periodo de cincuenta noches de los tres hombres que no combatieron en la batalla de Tabuk y ordenó a la gente que no les dirigieran siquiera la palabra por no haber asistido al combate sin un motivo válido, siendo que eran personas de fé y conocimiento. Finalmente Allah los perdonó. Ellos eran: Hilal Ibn Umaiiah, Mararah Ibn Ar Rabi y Kab Ibn Malik. Este suceso se encuentra narrado detalladamente por Al Bujari y Muslim.

Allah dice: " Y también aceptó el arrepentimiento de los tres que se negaron a participar [de la expedición] . A estos les resultó estrecha la Tierra a pesar de su vastedad [por la verguenza que sentían] , sus almas se acongojaron y finalmente comprendieron que no tenían más refugio que Allah. Luego Él les aceptó su arrepentimiento para que se enmendasen; por cierto que Allah es Indulgente, Misericordioso" (9:118)


5.- Si ignora el principio de la fé y los preceptos de la religión, entonces se lo invita a adorar a Allah y a exclamar Su unicidad, se le enseñan Sus nombres y atributos, se le informa la recompensa que ha prometido a los creyentes y el castigo con el que ha amenazado a los incrédulos y se le evidencia la grandeza, el poderío y la soberanía de Allah. Y recién luego de que la fé se afiance en su corazón, se le enseñan los preceptos y obligaciones religiosos, empezando  con la oración, siguiendo con el Zakah y así sucesivamente.

Ibn Abbas narró que cuando el mensajero de Allah envió a Muadh al Yemen le dijo: "Te diriges a un pueblo de cristianos y judíos, por ello cuando te encuentres entre ellos invítalos primeramente a la adoración de Allah. Si reconocen a Allah, entonces infórmales que Él les ha impuesto realizar cinco oraciones diarias. Cuando las practiquen, infórmales que Allah les impuso también una contribución social obligatoria para que sea repartida entre los más necesitados. Cuando cumplan con esta obligación, recauda el Zakah y evita tomar los bienes más preciados por ellos". (Bujari y Muslim)


Tomado del libro Jurisprudencia Islámica
Muhammad Ibn Ibrahim At Tuwaiyiri

sábado, 20 de abril de 2013

Ahmadiyah (parte 1 de 3): Origen e historia


El Profeta, que la misericordia y las bendiciones de Dios sean con él, dijo: “Le pedí a Dios tres cosas, Él me dio dos y aún no me ha dado una. Le pedí a Dios que salvara a mi nación de ser destruida por desastres naturales y Él me lo concedió. Le pedí a Dios que protegiera a mi nación de ser derrotada a manos de un enemigo extranjero y Él me lo concedió. Le pedí a Dios que salvara a mi nación de ser destruida desde su interior, y aún no me lo ha concedido”. (Ibn Juzaimah)
 
Introducción

“El dominio sobre la palma y el pino”, así es como fue descrito el Imperio Británico por los historiadores. Para finales del siglo XVII, había colonizado muchas partes del mundo, incluyendo regiones extensas del mundo musulmán.



La colonización no solo se ocupó de explotar recursos naturales, sino también de adoctrinar a los pueblos conquistados para que defendieran la ideología y la fe británicas. Los misioneros trabajaron fervientemente en diferentes áreas del Imperio Británico para difundir el mensaje del cristianismo. Se levantaron escuelas y se emplearon diferentes tácticas para alcanzar sus objetivos.

Cuando los musulmanes comenzaron a darse cuenta del peligro que enfrentaban, se unieron, se movilizaron y lanzaron asaltos “libertadores” para liberar sus tierras de los poderes del Imperio despiadado. El combate mano a mano y las confrontaciones no eran nuevos para el Imperio, pero a medida que los ataques musulmanes crecieron en hostilidad y mortalidad, adoptaron una táctica distinta, “divide y domina”. En lugar de combatir a los musulmanes cara a cara, incitaron a individuos entre los musulmanes a formar sus propios grupos y a dividirse de la corriente principal del Islam sunita. La guerra ideológica fue lanzada contra los musulmanes, como hiciera Luis IX, el denominado “Teniente de Dios en la Tierra”, que falló miserablemente en sus Cruzadas.



Uno de los grupos que se formaron durante ese tiempo fue el grupo Qadiyani, conocido también como Ahmadis, que apareció en el año 1889.
Pasos de fábula hacia la fama

Por supuesto, nadie puede simplemente levantarse y autoproclamarse “Profeta” de Dios. Mirza Ghulam Ahmed entendió esto y emprendió su misión paso a paso. Inicialmente afirmó ser un reavivador del Islam. Dijo: “Somos musulmanes. Creemos en el Único Dios sin asociado y en el Testimonio de Fe. Creemos en el Libro de Dios, el Corán, en Su Mensajero Muhammad. Creemos en los ángeles, la resurrección, el Infierno y el Paraíso. Observamos las oraciones prescritas y el ayuno. Nos orientamos hacia la Qibla para orar, nos prohibimos lo que está prohibido por Dios y Su Profeta, y nos permitimos lo que está permitido. No añadimos nada a la Ley Islámica ni quitamos nada de ella. La Ley Islámica está más allá del cambio”.

Con declaraciones como esta y con sus grandes habilidades como orador, fue capaz de ganar un terreno considerable con muchos musulmanes. En el año 1891 declaró ser el ‘Mesías Prometido’ y el Mahdi. Finalmente en 1901, se aventuró a anunciar que era un Profeta de Dios.
Los 31 sabores del qadianismo…

Para ganarse el favor de la gente, Mirza incorporó a su fe elementos de todas las religiones que estaban presentes en su área. Así, su doctrina incorporó elementos hindúes, sufís, islámicos y occidentales.

Mirza Ghulam Ahmed afirmó tantas cosas, que es difícil organizarlas cronológicamente.

a.     Declaró ser Dios y el Creador de los cielos y de la Tierra. Escribió: “He visto en mis sueños que YO SOY ALLAH/Dios, y lo creo, no dudo que soy Aquel Quien creó los Cielos”. [Aaina-e-Kamaalaat]

b.    Declaró ser nueve profetas. Dijo: “Soy Adán. Soy Noé. Soy Abraham. Soy Ismael. Soy Moisés. Soy Jesús y soy Muhammad”. [Roohaani Khazaaim]

c.     Declaró ser la madre del Profeta Jesús y luego afirmó ser el propio Profeta Jesús. Dijo que el “primer Dios” lo convirtió en María. Después de dos años, Dios lo hizo embarazar por diez meses, tras los cuales Dios lo convirtió en Jesús. [Roohaani Khazaain]

d.    Declaró que fue Muhammad, el Mensajero de Dios. “Muhammad es el Mensajero de Dios. [Los creyentes] que están con él son severos con los que se niegan a creer, pero misericordiosos entre ellos” (Corán 48:29). Él afirmó que en esta revelación divina, él mismo fue llamado Muhammad y también el Mensajero. [Roohaani Khazaain, vol. 18, página 207]

e.     Declaró ser el Mahdi y el Mesías prometido, aunque no cumplió con ninguna de las condiciones dadas por el Profeta Muhammad respecto al Mahdi y al Mesías prometido.

f.     En una conferencia dada en Sialkot en 1904, declaró que Dios le había informado que Krishna, quien había aparecido entre los Aryas miles de años antes, fue de hecho un Profeta de Dios sobre quien descendió el Espíritu Santo de Dios, pero que luego sus enseñanzas fueron tergiversadas y se le comenzó a adorar. Aquí declaró que él fue el avatar al que los hindúes estaban aguardando en los últimos tiempos, y que él había aparecido a semejanza de Krishna investido con las mismas cualidades.
Cisma

La secta Ahmadiyah se dividió en dos grupos distintos. Esto ocurrió después de la muerte de Hakim Nur-ud-Din, el primer sucesor de Mirza Ghulam Ahmed. El primer grupo es conocido como “Comunidad Musulmana Ahmadiya” y el segundo, el menor, es conocido como “Movimiento Ahmadiya de Lahore para la Propagación del Islam”.

Las diferencias entre ambos pueden resumirse en dos puntos. El primero es su creencia respecto a la profecía de Mirza Ghulam Ahmed. El grupo Ahmadiya de Lahore considera a Mirza Ghulam Ahmad un profeta en sentido metafórico; mientras que la Comunidad Musulmana Ahmadiyah sostiene que Mirza Ghulam Ahmad fue un profeta con todas las características necesarias que debe tener un profeta.

La segunda diferencia es cómo ven a los musulmanes sunitas. El grupo Ahmadiya de Lahore cree que toda persona que profese el Testimonio de Fe es musulmán y que no puede ser llamado no musulmán.

La Comunidad Musulmana Ahmadiya cree que cualquier musulmán que no acepte las afirmaciones de Mirza Ghulam Ahmad no es un musulmán, aun si esa persona jamás ha escuchado el nombre de Mirza Ghulam Ahmad en su vida.

Tomado de: islamreligion.com

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