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viernes, 21 de junio de 2013

Un mes de bendiciones


Una de las cualidades de la naturaleza humana que el Islam promueve entre la gente es la generosidad. La necesidad de ser generoso hacia la familia, los amigos, los vecinos, los extraños e incluso los enemigos, se menciona en repetidas ocasiones en el Corán y en las tradiciones auténticas del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él. No hay mejor momento para hablar de generosidad que en el mes islámico de Ramadán.

Durante los últimos días de Ramadán los musulmanes examinan sus vidas y se preguntan a sí mismos si sus actos cotidianos son agradables a su Creador. La devoción intensa de Ramadán hace que los creyentes examinen sus corazones y mentes.

Reconocido como un mes de ayuno, aquellos nuevos en el Islam han descubierto que Ramadán es también un mes de caridad y amabilidad. Los días de ayuno y las noches plenas de oraciones han ablandado los corazones y generado ondas de compasión y generosidad. Este mes de devoción llega rápido, se asienta tranquilamente, y las bendiciones la misericordia y el perdón de Dios descienden. Las bendiciones de Ramadán han brotado en un río de generosidad.

“El Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, fue el más generoso entre la gente, y solía ser más generoso aún en el mes de Ramadán, cuando Gabriel (el ángel) lo visitaba, y Gabriel solía reunirse con él todas las noches de Ramadán hasta que terminaba el mes. El Profeta solía recitar el Corán a Gabriel, y cuando Gabriel se reunía con él, solía ser más generoso que un viento rápido (que dispersa lluvia y otras bendiciones)”. (Sahih Al Bujari)

A través de 29 o 30 días de ayuno, los musulmanes dan generosamente. Meten bien la mano en sus bolsillos y dan a organizaciones benéficas y a los necesitados, tanto abierta como secretamente. Sin embargo, la caridad en el Islam no es solo dar dinero. Es todo acto de bondad o generosidad dada con un corazón abierto y con el deseo de agradar a Dios. La caridad es algo tan simple como una sonrisa o tan imponente como construir una escuela o un hospital; la caridad es también cualquier acto amable o generoso.

Los musulmanes son animados a ser generosos en todo momento, sin embargo Ramadán sirve como recordatorio. Cuando las preocupaciones del mundo y los retos de la vida son abrumadores, los frágiles seres humanos tienden a olvidar que Dios ha brindado bendiciones demasiado numerosas para contarlas. Ramadán nos recuerda que esas bendiciones no son para acumularlas ni para aferrarse a ellas. Dios espera que seamos generosos y gastemos de aquello que nos provee.

Dios es Al Karim, el más generoso. Todo proviene de Él y eventualmente todo retornará a Él, de modo que tiene sentido considerar nuestras posesiones y riqueza como préstamos. Estamos obligados a preservar, proteger y por último compartir todo aquello que se nos brinda.

“Diles: ‘Mi Señor aumenta el sustento a quien Él quiere de Sus siervos y se lo restringe [a quien quiere], y todo lo que gasten en caridad, Él se los compensará. Él es el mejor de los sustentadores’”. (Corán 34:39)

Durante Ramadán, los musulmanes toman ejemplo del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, y de sus compañeros, y contemplan el verdadero significado de la generosidad. Ella no significa dar algo de lo que te sobra; significa dar de aquellas cosas que amas y deseas, o incluso de lo que necesitas.

Aisha (la esposa del Profeta) dijo: “Una mujer, junto con sus dos hijas, vino a pedirme limosna, pero yo no tenía más que un dátil, se lo di y ella lo dividió entre sus dos hijas”. (Sahih Al Bujari)

Los hombres y mujeres alrededor del Profeta Muhammad entendieron el verdadero valor de la generosidad. Reconocieron que los actos bondadosos y generosos son una inversión a futuro. Nuestras buenas obras, palabras meditadas y actos de bondad abierta, serán recompensados en abundancia en el más allá. Cualquier dinero que gastemos con la intención de agradar a Dios, se nos retornará muchas veces. Cualquier posesión que regalemos será reemplazada, si no en esta vida, en el más allá.

Mientras la generosidad es un acto virtuoso en cualquier momento del año, durante Ramadán nuestras buenas obras y actos de amabilidad y generosidad serán recompensados muchas veces más. Es un mes de misericordia, cuando Dios nos permite cosechar recompensas que superan por mucho todos los pecados que hayamos acumulado a lo largo del año. Ramadán es un mes lleno de recordatorios de la generosidad, la bondad y el perdón de Dios. Él perdona las faltas y los pecados de la humanidad aunque sean tan numerosos como la espuma del mar, y  Su perdón y Su misericordia no están restringidos a Ramadán.

Sin embargo, este mes, el mes que contiene un día que es mejor que 1.000 meses dedicados a la adoración (Corán 97:1-5), es una señal del amor de Dios por la humanidad. Ramadán es un momento en el que los creyentes dedican 30 días a una devoción y una generosidad especiales. El ayuno de Ramadán recuerda a los creyentes que el mundo está lleno de gente que no está en capacidad de hallar comida o bebida para satisfacer sus necesidades. Ramadán es una oportunidad para que los creyentes sean generosos con su tiempo, su riqueza y sus posesiones.

La generosidad y los actos abiertos de amabilidad, alegran verdaderamente al corazón. Cualquiera que ha dado de su riqueza o sus posesiones con un corazón puro, deseando solo agradar a Dios, sabe cuán agradables pueden ser esos actos. Sin embargo, ¿qué hay de aquellos que no tienen ni un céntimo para dar? La generosidad de Dios no tiene límites, incluso en las peores circunstancias los seres humanos están en capacidad de ser generosos.

La gente fue a ver al Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, y le preguntaron: “¿Si alguien no tiene nada para dar, qué hará?” Dijo: “Debe trabajar con sus manos y beneficiarse a sí mismo, y también dar en caridad (de lo que gane)”. La gente preguntó entonces: “¿Y si ni siquiera encuentra eso?” Respondió: “Debe ayudar a los que le soliciten ayuda”. Entonces la gente preguntó: “¿Y si no puede hacer eso?” Dijo: “Entonces debe hacer buenas obras y alejarse de las malas acciones, y esto le será recompensado como obras caritativas”. (Sahih Al Bujari)

Ramadán es conocido como el mes de ayuno, Ramadán es un regalo de Dios, una manifestación de Su misericordia y un recordatorio de la bondad inherente de los seres humanos. Ramadán es el mes de la caridad y la generosidad.


Texto tomado de: www.islamreligion.com

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